martes, 2 de octubre de 2007

Y pasaron por mi cuerpo 220V... otra vez... y otra... y...


Los seguidores del blog (si es que los hay) recordaran (si es que recuerdan) que conté como me dí un calambrazo durante una clásica chapuza casera. Bien, pues he vuelto a tener una experiencia electrizante.

De nuevo, otra clásica chapuza casera. En esta ocasión se trataba de cambiar los enchufes viejos por unos nuevos. Claro, lo más inteligente y prudente es quitar la corriente, pero entre la cantidad de cacharros conectados que es mejor no apagar, la falta de luz y la pereza... Vamos, como buen aspirante a premio Darwin que soy, me puse a cambiar los enchufes sin quitar la corriente. Y que curioso, me enrampo una vez, sigo con la chapuza, me vuelvo a enrampar, sigo, otra vez... Hasta 4 calambrazos directos al cuerpo. La suerte del tonto...

Sin más secuelas que un dolor de cabeza, creo que he tenido electricidad suficiente para un par de... decadas.

Espero que la experiencia electrizante no se vuelva una costumbre electrizante. Claro que si sigo haciendo el gilip...

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