lunes, 18 de febrero de 2008

Un homenaje... o un publireportaje... tanto da.

Bueno, ya se me ha pasado la pereza.

Esta entrada va a ser un poco distinta a lo ¿habitual?. De hecho, podriamos decir que esta entrada va a ser una especie de "publireportaje", ya que voy a hablar un poco y tratando de no ser pesado de mi cámara analógica, la Nikon F3, que podeis ver a la derecha en versión Frank Miller.

Así, sin entrar en profundidad y de memoria, la F3 es una cámara que salió a la venta a principios de los 80 y supuso varios adelantos a su tiempo. El disparador es electromagnetico controlado por cuarzo, lo que permite una exposición precisa en su rango de velocidades que abarca desde 8 a 1/2000 segundos. Despues esta su fotómetro, incluido en el cuerpo de la cámara y no en el pentaprisma como era habitual, lo que la hacía más compacta y, muy importante, introducia el control TTL en la marca Nikon. Otra "novedad" es el diseño ergonomico de Giorgetto Giugiaro, y digo "novedad" porque el diseño no se aleja demasiado del resto de cámaras SLR de la epoca, aunque decoraba la cámara con una linea roja que a partir de entonces aparecería en el resto de cámaras de la casa. Aparte de ser una cámara muy robusta y de poco consumo (dos pilas de botón de 1'5V que se hacen eternas), el modelo original viene cargada de funciones muy practicas a la hora de hacer pijadillas: disparo manual, disparo multiple, boton de profundidad de campo, retracción manual del espejo, pentaprisma y cristal de enfoque cambiables... La única pega que yo le veo es el puñetero conector del flash, que más que "situado" esta "fusionado" con la palanca de rebobinado, lo que significaba que a cada cambio de carrete había que quitar el flash, rebobinar, cargar la película y volver a poner el flash. No es de estrañar que debido a esto se hiciera más popular el conector flash-sincro PC usado con flashes de antorcha (ejemplo) y así dejar libre la palanca de rebobinado.

Resumiendo: la F3 ya tiene su sitio entre las clásicas de la fotografía analógica. Resumiendo el resumen: una pedazo de cámara que te cagas.


Sé lo que la mayoría estará pensando: "¿Y qué nos importa tu cámara?". Y sé tambien lo que algun otro pensará: "¿Y? Una cámara analógica no tiene futuro hoy en día." Puede parecerlo, pero en un viaje a la selva profunda o en una guerra termonuclear, donde no puedes echar mano de un enchufe para cargar las baterias, mi cámara podrá hacer fotos en todo momento, incluso sin pilas de botón, totalmente a mano. Que salgan bien es otra cosa, pero podrá hacerlas.

La putada es que los carretes estan carísimos...

Ademas de todo lo anterior, es una cámara de pinicula, o flim, ya que ha salido en multitud de peliculas y series de mediados de los 80. Una estrella del cine, vamos. Claro que siempre con la ayuda de un cheque de Nikon para la productora de turno.

Tan dura que solo Rambo puede manejarla

Así es. Pocos pueden enfrentarse a esta cámara y vivir para contarlo (entre otras cosas por su kilo y medio de peso, sin el objetivo). Al menos en sus primeros años de comercialización. Y es que si has de soltar a Rambo armado hasta los dientes en territorio de Charlies (me pitan los oidos) y que vuelva con fotos de postal, la mejor opción es entregarle la F3 provista de su motor MD-4 y de un teleobjetivo 135mm f2.8. Una cámara que hay que preparar entre las granadas y el cuchillo del ejercito para estar concienciado de lo que se tiene entre las manos.

La ventana indiscreta de los narcos cabrones

Y es que no hay nada como tener la F3 con el motor MD-4 y un buen teleobjetivo para cazar al narco malo maloso. Y si te persigue no tienes más que mandar el carrete a la novia de Cocodrilo Dundee. Así seguro que si comenten el error de secuestrarla, Dundee se encargará de que sea su último error.

Una inquietante obra de arte

Gracias a su diseño italiano fue la única que Hannibal Lecter permitió que fotografiara al agente Graham mientras buscaba al Dragon Rojo. Eso sí, provista del motor MD-4 y el teleobjetivo 135mm f2.8, o sino el higado del fotógrafo habría sido acompañado por alubias y un buen chianti.

Bueno y creo que ya vale.

Todo esto para decir que mi cámara mola.

Mola aburrir a la gente.

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